viernes, 15 de junio de 2007

Comentario 6

Es indudable que el tema de la relación naturaleza – sociedad evidencia una explosión diversa de discusiones multidisciplinarias. Los textos de Leff y Paige nos dan cuenta de alguna parte de ellas, aunque sus planteamientos se encuentran en campos cercanos pero distintos. Mientras Leff parte de las discusiones ecológicas para delinear su concepción del desarrollo sustentable, Paige parte de la antropología para ofrecer una lectura crítica del discurso y practica de la “conservación como desarrollo”. Casi podría decirse que la postura de Leff es constructivista, mientras que la de Paige es la deconstrucción. Viendo así las cosas, se concluiría que Leff ofrece una postura crítica al régimen capitalista pero permanece integrado al campo discursivo del desarrollo. Paige deja entrever una postura independiente que le permite hablar abiertamente de las situaciones conflictivas y contradictorias del discurso y la acción de este modelo de desarrollo.

Con solo dos años de haberse publicado estos trabajos nos evidencian el salto cualitativo que se da en la investigación. Para Paige el problema de investigación ya no gira en torno – como en el caso de Leff- en cómo pensar y hacer el cambio social. Difícilmente podría decirse que la autora adopta el “punto de vista del nativo”. Asimismo, su narrativa no lineal de los acontecimientos y el estilo mismo de abordar la problemática – producción social de la naturaleza y las relaciones sociales en torno a dicha producción – nos evidencian un carácter distinto del análisis antropológico. Dado que este trabajo es bastante cercano a mi tema de investigación y a la perspectiva de análisis que quisiera emplear, me resulta imposible no pensar en el texto en términos teóricos y metodológicos. Cuando Paige se hace la pregunta acerca de cómo abordar etnográficamente el proceso dialéctico entre espacio, lugar, tiempo, naturaleza y sociedad, entendí que ¡somos varios quienes andamos en este intento! Por eso considero que trabajar en los límites disciplinarios exige mucha creatividad.

Curiosamente, Paige al final del análisis sobre la construcción de Crater Mountain retorna a cuestiones clásicas de la antropología: “el intercambio de dones” y nos ofrece una interpretación sucinta sobre la posición de los “Gimi” y la manera como entablan relaciones sociales con los agentes de la conservación. Esto es así porque su análisis, en buena medida se centra en el análisis antropológico de la producción de lugares acordes con modelo de desarrollo que media con la perspectiva de la conservación. Si bien estoy de acuerdo con que la antropología ya no se localiza estrictamente en un lugar, pienso que nos enfrentamos con la dificultad metodologica (y de tiempo por supuesto) de poder hacer un análisis que nos permita profundizar en la multiplicidad de aspectos y mundos de los actores a quienes nos acercamos. En todo caso representa un aliciente para dar continuidad a las investigaciones.

Acerca del texto de Leff me parece importante destacar su interes por el conocimiento de las comunidades campesinas e indígenas, algo que – creo yo – engloba bajo el concepto de cultura. Justamente el problema de utilizar conceptos tan amplios radica en que no podemos dar cuenta de la infinidad de situaciones que pueden presentarse en torno a una problemática concreta. Si bien Leff es reconocido por su perspectiva política de la ecología, encuentro desalentadora la ausencia de una lectura de los conflictos ambientales, más allá de una interpretación que ubica en posiciones diametralmente opuestas a aquellos que se rigen por una racionalidad capitalista y aquellos que al parecer no (comunidades indígenas y campesinas). Considero que la reivindicación del conocimiento “local” debería ser menos demagógica y mucho más estratégica. Es la gente del campo, de las comunidades quienes más claro lo tienen. Y en todo caso, siempre nos darán sorpresas, porque lo más probable es que sus acciones no se asemejen en mucho a nuestros ideales.

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